La noche se
cernía en Muro de Alcoy. Era la hora esperada después de tanto tiempo.
Había
llegado el día de que Sergio, nuestro abanderado, desfilara por las calles de
su pueblo quedando su nombre grabado en la historia de la tierra que lo vio
nacer.
Las
antorchas comenzaron a encenderse. La música comenzó a sonar y el fuego inundó
las calles.
Un boato
estudiado, con una historia que contar y con el fuego como protagonista.
Los tambores
de fuego cobraron vida. El sonido de los tambores resonó al despertar de su
hechicera.
Fuego, luz y
una puesta en escena que impactó a su paso.
Tras las
tropas del abanderado dio paso su guardia personal encabeza por el jinete de
fuego.
Un boato que
ha quedado grabado en cada persona que se acercó a Muro para vivir un desfile
único.
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